Según Plinio, el filósofo naturalista romano, el rosal silvestre cura las mordeduras de los perros rabiosos, de ahí su nombre de especie, canina (perruno). La planta contiene taninos que tienen efectos astringentes sobre las heridas y mordeduras.
Los herbolarios planetarios del Renacimiento reconocían en la rosa silvestre, en la simetría de su delicada flor, el signo de Venus. No solamente los pétalos sino también los estambres están marcados por el número cinco. Las hojas verdes de los brotes observados desde arriba muestran la disposición de una estrella de cinco puntas.' Siendo la planta de la diosa del amor, de la fecundidad y del nacimiento, no es extraño que la rosa silvestre sea empleada desde la Antigüedad como remedio contra la infertilidad. La medicina popular alemana utiliza el polen para este fin, y, en efecto, éste contiene un precursor de la vitamina E, la «vitamina de la fertilidad». Las tisanas de polen de rosas se emplean para lavados vaginales para el flujo blanco y otros trastornos del aparato genital femenino. El agua de rosas y las flores para el baño son consideradas cosméticos y la fragancia de la rosa, afrodisíaca. Los terapeutas de las flores de Bach emplean ocasionalmente la esencia floral Wild Rose cuando la paciente sufre una pérdida de la fuerza vital debido a una actividad sexual excesivamente intensa y después de abortos. Las infusiones de semillas de escaramujo son diuréticas, los fitoterapeutas las recetan para eliminar los cálculos. Los apaches elaboraban un remedio contra la gonorrea a partir de los botones de rosa silvestre. Desde el punto de vista astrológico ello es comprensible, ya que Venus rige los órganos urinarios y sexuales.
En la rosa silvestre, Venus tiene como compañero a su amante, el arrojado Marte. Este se revela en los frutos rojos, las espinas y el efecto hemostático de todas las partes de la planta, pero sobre todo en los pétalos rojizos. Las decocciones o el polvo de pétalos de rosa retienen la fuerza vital etérea allá donde amenaza con escapar (en las heridas externas o internas que cursan con hemorragia) o donde se produce un crecimiento incontrolado (tumores). Marte también es el responsable en el preparado floral Wild Rose de sacar a la personalidad de su capitulación interior y apatía.
Los escaramujos, en polvo y bebidos en infusión, eran un apreciado remedio contra el escorbuto invernal. Eran los donantes de vitamina C en la época cuando aún no se conocían los cítricos. Las agallas también tienen aplicaciones. Los germanos las colocaban bajo la cuna de los bebés para calmarlos y protegerlos contra calambres y embrujos. Debido a su irradiación armonizadora, también se colocaban bajo los cojines de las personas locas. Se creía que la fuerza de las rosas silvestres era tan grande que a los ogros se les caía el pelo cuando tocaban esta planta.