Hornbeam - Hojaranzo Común

Hornbeam 1ª parte

Hornbeam 2 ª parte

Hornbeam 3 ª parte

Hornbeam 4 ª parte

El hojaranzo común o carpe (Carpinus betulus) es otro árbol que presenta las flores en amentos y que es polinizado por el viento. Se parece mucho al haya común, pero sólo alcanza una altura máxima de 25 m. Junto con el avellano, es una de las pocas especies de la familia de las coriláceas. Las flores masculinas con estambres y las flores femeninas pistiladas se hallan separadas en el mismo árbol. Las flores se ocultan bajo psofilos (brácteas) escamiformes en los amentos. Después de la polinización, que ocurre entre abril y mayo, los amentos masculinos caen de las ramas mientras que los femeninos se convierten en diminutas nueces. Unas brácteas verde claras, parecidas al papel, rodean a estos frutos, y finalmente serán arrojadas y transportadas por el viento.

Los árboles de flores en amentos, como el hojaranzo común, el abedul, el álamo, el avellano y otros, colonizaron las regiones posglaciares sin árboles donde antaño los cazadores del paleolítico habían perseguido las enormes manadas de renos, mamuts y búfalos. Los árboles anunciaban una nueva era, el mesolítico. En aquella época, cuando se inició la vida sedentaria, desapareció para siempre la conciencia instintiva, visionaria y «atlántica», y el hombre empezó a usar cada vez más su capacidad para pensar.

El hojaranzo se plantaba para cercar los campos y las granjas. Al igual que el ciruelo silvestre, el espino o el avellano, el hojaranzo se convirtió en parte de la recién instaurada frontera que separaba el mundo cultivado de los hombres de las tierras incultas, los animales salvajes y los demonios del bosque. Al igual que otros setos, el hojaranzo se convirtió en mediador entre las dos zonas. Bajo su sombra se sentaban las Hagazussa, las «brujas», que seguían en contacto con los poderes ocultos, y de sus ramas se podían fabricar varitas mágicas. Probablemente este es el motivo de que en Francia se llame charme (magia) a este árbol. Se piensa que las Taras de hojaranzo, al igual que las del avellano, son conductores de las corrientes de energía invisible. En las supersticiones también se hace alusión a estas varillas.