Beech - Haya

Haya 1ª parte

Haya 2 ª parte

Haya 3 ª parte

Haya 4 ª parte

La haya (Fagus sylvatica), llamada haya roja en Alemania debido al color rojizo de su madera, pertenece a la familia de las fagáceas, como el roble y el castaño común. En otoño, las cúpulas ligeramente espinosas ya maduras se rompen y dejan caer dos frutos triangulares, los hayucos o fabucos. El nombre genérico Fagus, del griego phegos (comer), alude a la calidad nutritiva de los hayucos, que contienen hasta un 45% de aceite, y se pueden comer o prensar para obtener aceite. Los campesinos solían llevar a sus cerdos al hayedo, para que comiesen los hayucos y convirtieran así la grasa vegetal en jamón y lardo. Las hermosas y sedosas hojas color verde claro también se pueden comer cuando brotan en abril o comienzos de mayo, al mismo tiempo que hacen su aparición las flores en las agudas yemas. Las hojas tienen un sabor ligeramente amargo y son muy buenas para la ensalada o la sopa.

Desde el punto de vista médico la haya no tiene mucha utilidad. Antiguamente de su madera se obtenía la creosota, que por su acción germicida se empleaba para la tuberculosis pulmonar y las enfermedades de la piel. Para curar las heridas y úlceras se mezclaba ceniza de haya con aceite de hipérico (oleum hyperici).'r Los indios del bosque obtenían un extracto de la corteza de haya con el que trataban las enfermedades de la piel y las irritaciones producidas por el contacto con anacardiáceas.

La haya es una planta monoica. Las flores masculinas cuelgan como redondos ramilletes de largos peciolos en las ramas. Por encima de ellas se encuentran las insignificantes, flores femeninas de dos pistilos. Bach preparó la floreciente rama utilizando la potenciación mediante ebullición. El remedio proporciona a la personalidad el impulso necesario para transformar las características saturninas negativas tendencia a criticar, arrogancia, intolerancia) en un estado Beech positivo, de modo que los pensamientos, los sentimientos y las acciones estén regidos por una verdadera tolerancia, compasión y comprensión.

Los hayedos constituyen la vegetación natural de Euro-pa Central. La antigua costumbre de conducir a los cerdos y a las vacas a los bosques destruyó gran parte de los hayedos, la fabricación de vidrio durante el Barroco devoró a su vez bosques enteros, y la agricultura y construcción de poblados hicieron el resto. No obstante, sin la intervención del hombre, los hayedos volverían a cubrir toda Alemania en un plazo de zoo años. Tal vez el «carácter alemán», si es que se puede hablar de él, no lo forma tan solo el estado Oak positivo sino también el estado Beech, tanto en sus aspectos positivos como, a veces, en sus aspectos negativos. No se pueden separar las características anímicas del hombre de su paisaje y vegetación naturales.