La genciana descubierta por Bach no tiene las características tan estrictamente saturninas de las gencianas que crecen en la alta montaña. Esta genciana, que florece de agosto a octubre, es bienal, y sus raíces amarillas sólo viven un invierno. También crece en altitudes más bajas. A pesar de ello dispone de todo el poder de su género. El pesimismo saturnino, la profunda melancolía, las dudas y el desánimo pueden ser armonizadas, según Bach, con las irradiaciones de esta flor.
El famoso compatriota de Bach, el herbolario astrológico Culpeper, les explicaba a sus coetáneos que la genciana autóctona de Inglaterra tenía la misma eficacia que las gencianas importadas para curar las enfermedades crónicas. Además, opinaba este patriota, de todas maneras era mejor emplear «hierbas inglesas para los cuerpos ingleses».r36 Naturalmente Culpeper aún no había oído hablar de los efectos anímicos arquetípicos que trascienden las fronteras de los países. En la genciana, que denominaba gelwort o felwort (raíz amarga), reconoció sobre todo la influencia de Marte. Para ser más precisos, el signo pertenece a un Marte influido por Saturno. Marcial es también el tinte rojizo de sus flores, la capacidad de la raíz para bajar la fiebre (calor = Marte), de estimular la secreción de bilis (vesícula biliar = órgano de Marte) y, mezclada con vino, de hacer desaparecer el cansancio, el frío y los dolores de costado y de curar los trastornos gástricos. Culpeper prescribía la hierba amarga en los casos de desmayo y el polvo de las raíces para las mordeduras de animales rabiosos o venenosos.
El nombre genérico Gentiana le viene, según lo explica Dioscórides, de Gentius, el rey ilírico versado en medicina que en el siglo II a.C. combatiera una plaga de peste en Asia Menor con la ayuda de la genciana. Esta aplicación no es en modo alguno absurda ya que, entre las muchas propiedades de la genciana está la de ser antiséptica. En la Antigüedad, las gencianas eran tan apreciadas como remedio para los trastornos gástricos, como antídoto, y por sus propiedades antifebril, vermífuga y estimulante menstrual, que llegaron a extinguirse en algunas regiones, en los Alpes su extinción se debió también a que se empleaba para la fabricación de licores.
Hildegard von Bingen recomienda tomar una sopa de escanda aderezada con polvo de genciana a todas aquellas personas que «padecen dolores cardíacos tan intensos que creen estar al borde de la muerte». Para la «fiebre en el estómago», esta sabia mujer que viste hábito de monja recomienda el polvo de genciana mezclado con vino caliente.' También elaboraba un brebaje especial al que llamaba «Luterdranck» (luter = claro) compuesto de genciana, enebro, endrino, abrótano hembra y galanga.'s.