Después de haber descubierto Water Violet a principios de junio (1931), Bach intuyó que la siguiente planta medicinal seguramente sería una genciana. Tuvo que esperar, no obstante, hasta finales de septiembre para descubrir las flores púrpuras y violetas de la genciana autóctona (Gentiana amarella). Encontró esta hermosa planta, cuyas flores tubulares de cinco pétalos se abren bajo el luminoso sol otoñal de Leo o Virgo, en las praderas áridas y calcáreas de las colinas de Kent.
El género de las gencianas comprende aproximadamente 18o especies que suelen ser tan parecidas que sólo los «gencianólogos» expertos son capaces de distinguirlas con seguridad. Por lo general, las gencianas crecen en zonas montañosas. Sus flores exhiben todos los matices posibles del azul y, con menor frecuencia, también del amarillo. Poseen un sabor muy amargo desde las raíces hasta las flores. Los herbolarios astrológicos reconocen inmediatamente en estas características la inequívoca influencia de Saturno. En algunas especies se puede detectar el sabor amargo incluso en diluciones del 1:5o.000. Cuando se contempla una pradera de gencianas en un día soleado, da la impresión de que el profundo azul del cielo se haya posado sobre la Tierra. La planta absorbe ávidamente el azul del cielo con sus hondos cálices. En este género se pueden encontrar todos los matices, desde el azul blanquecino de un cielo cubierto por la niebla hasta el azul profundo que sólo se puede ver en las cimas de las montañas. La genciana descubierta por Bach presenta el color azul púrpura a violeta-rojizo de los amaneceres y atardeceres. También son un signo saturnino las inmensas cantidades de diminutas semillas que producen las gencianas, tan livianas que no necesitan de alas ni pelillos para ser transportadas por el viento. Sólo germinan con la luz y después de haber estado expuestas al intenso frío de las heladas.
Las fuertes raíces, producto de su lucha con las fuerzas del oscuro y frío reino mineral, también son saturninas. La edad alcanzada por muchas gencianas también es un signo de Saturno, la genciana amarilla puede alcanzar los cincuenta años de edad y sus primeras flores suelen aparecer durante su décimo año de vida.